jueves, 30 de mayo de 2013

1865

Por Julio De Vido *
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El 27 de mayo de 1865 se aprueba por ley contratar un empréstito externo por 12.000.000 de pesos fuertes, equivalentes a 2.500.000 libras esterlinas. Hacia 1865, las bases de una Argentina agropecuaria y semicolonial, complementaria y dependiente de la economía industrial británica, se encuentran establecidas. La oligarquía porteña sabe que para imponer esa política es necesario acallar a los pueblos interiores, a los federales de la Banda Oriental –el Partido Blanco–; y también a ese insólito “mal ejemplo de desarrollo estatal” que es el Paraguay de los López.
El gobierno uruguayo y el imperio del Brasil comparten la idea y se anuda el acuerdo de la Guerra de la Triple Alianza. Pero Mitre no tiene recursos para tamaña empresa. ¿Otro préstamo? Resulta una locura desde un análisis económico, pues recién se había renegociado el préstamo Baring, luego de 30 años de servicios impagos. Sólo será posible si los ingleses tienen interés en “civilizar” al Paraguay, según el pensar de Mitre. Y como los ingleses se manifestaron interesados, el presidente se acordó del indispensable Norberto de la Riestra.
Este no ha perdido el tiempo a su regreso a Buenos Aires, después de varios años de estadía y aprendizaje financiero en Londres. A su “iniciativa” se debe el proyecto de ley por el que la provincia de Buenos Aires entrega su Banco a una compañía particular, durante 25 años, con facultad de emitir billetes pagaderos a la vista, con curso legal en toda la Nación, privatizando así la emisión de moneda.
Y para sellar todo, el Congreso del gobierno mitrista sanciona una ley por la cual la deuda externa de la provincia de Buenos Aires, derivada del empréstito Baring, pasa a considerarse responsabilidad de la República Argentina. Luego Mitre, tras la gestión de De la Riestra, cuenta con el préstamo que permitirá liquidar a los uruguayos y arrasar al Paraguay.
El empréstito se pacta con el Baring Brothers, por 2.500.000 libras, a concretarse en dos series, la primera en 1866 y la segunda, en 1868. Como es obvio, los títulos no se colocaron a su valor nominal: la primera serie, 518.000 libras, se coloca al 75 por ciento y la restante, 1.982.000 libras, al 72,5 por ciento, lo que reduce el importe a recibir a 1.819.100 libras. Esta cifra, a su vez, disminuye porque se descuentan los “gastos de colocación y transmisión” por 68.817 libras y los gastos del comisionado, otras 14.580 libras que llevan el importe a un neto de 1.735.703 libras, es decir, al país le llega el 69 por ciento del endeudamiento contraído.
Debido a su prestigio personal y a su amistad con el primer ministro Gladstone, De la Riestra obtiene el crédito de Baring que, según los ingleses, se lo concedían a él y a Mitre y no a la Argentina. Aun así, y pese a existir un gravísimo “riesgo país”, ya que se financiaba una guerra, Gran Bretaña ya poseía la tercera parte de la deuda argentina.
En su despedida de Londres en 1869, le fue obsequiado un pergamino firmado por las más altas personalidades inglesas. La prensa y los accionistas británicos le obsequiaron una estatua de plata del ministro Canning.
Aquí se da el hecho inusual de que los prestamistas rinden homenaje al gestor demandante de la operación financiera, reconociendo no sólo la confianza que inspira su intervención, mayor que la del país, sino también las condiciones pactadas.
Gracias a las gestiones con los ingleses, las fuerzas militares de la Triple Alianza, con el préstamo logrado, arrasan al Paraguay, destruyendo el único modelo de crecimiento autárquico que existía por entonces en América latina.
Después de cinco años de lucha, la guerra llega a su fin: de 1.300.000 habitantes, quedan en el Paraguay solamente 350.000 personas, en su mayoría ancianos, mujeres y criaturas, confirmando el mayor genocidio. El exterminio de un modelo económico “peligroso” y el aniquilamiento de un pueblo hermano han quedado como una de las páginas más tristes y dolorosas de la historia latinoamericana.
Desgarradora pero sobre todo devastadora para el Paraguay, país que perdió el 60 por ciento de su población. La guerra que entre los años 1865 y 1870 enfrentó a ese pequeño país mediterráneo contra la Triple Alianza formada por el Uruguay, Argentina y Brasil sólo puede entenderse en el contexto de dominación imperialista y libre comercio que Inglaterra impulsaba en América del Sur por medio de sus agentes, como fue Bartolomé Mitre. Aunque la historia colonial se ha esforzado por construir la imagen de Bartolomé Mitre como un estadista democrático, quien algo conoce la historia argentina sabe perfectamente que don Bartolomé jamás fue un jefe de Estado electo en elecciones democráticas, sino un simple caudillo que detentó el poder por la fuerza de las bayonetas, que además se impusieron en la batalla de Pavón a su ocasional adversario, merced a un contubernio y no por dotes militares.
Tampoco debe olvidarse que desde ese momento la provincia de Entre Ríos fue condenada al subdesarrollo, excluyéndola por más de un siglo del desarrollo de infraestructura por una supuesta hipótesis de conflicto. Recién con Néstor Kirchner comenzó a saldarse esa deuda con la construcción de la Autovía Ruta Nacional N° 14, de la que ya buena parte de sus tramos fueron finalizandos.
En marzo de 1863, Mitre, a quien el historiador inglés Ferns califica como “un patriota argentino cuyo corazón había sido colonizado por el temperamento victoriano”, obsequió 300 mil hectáreas de las más espléndidas tierras argentinas a ferroviarios ingleses y delegó, en el recién fundado Banco de Londres, la responsabilidad de nominar a quien debía ser ministro de Hacienda de su gabinete. Luego admitirá al representante inglés Edward Thornton como asesor de su gobierno con derecho a participar en el consejo de ministros.
Desenterrando un enfoque histórico decimonónico, hoy perimido en círculos académicos, algunos cultores de la historiografía colonial siguen estableciendo paralelismos entre el jefe de Estado paraguayo que enfrentó a la Triple Alianza y el dictador alemán Adolf Hitler, y por extensión, entre Bartolomé Mitre y las democracias europeas que enfrentaron a la Alemania nazi.
Fue durante el gobierno del General Perón que se puso de manifiesto la voluntad de cambiar la historia con el país hermano del Paraguay, firmando el tratado de Yacyretá y devolviendo todos los trofeos militares.
Fueron Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner quienes luego de treinta años terminaron de cumplir ese acuerdo, concluyendo con la obra de Yacyretá, y retirando del Ministerio de Economía el regalo de la estatua de plata del ministro Canning obsequiada a la gestión de Mitre.
Por lo tanto, no es casual leer dos editoriales del matutino La Nación, la primera del jueves 6 de diciembre de 2007 titulada “Absurdo tributo a un dictador”, en claro rechazo de un homenaje que le realizó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al Mariscal Solano López. En su editorial, el matutino dice, entre otras expresiones: “No es de extrañar que se haya adoptado tan absurda determinación que pone una vez más en evidencia hasta qué punto se ignora maliciosamente la historia cuando la propia presidenta electa, Cristina Fernández de Kirchner, ha señalado hace unos días a López como ‘ese gran patriota, humillado por lo que yo llamo la alianza de la triple traición a Latinoamérica, a sus hombres y a sus mujeres’. Lo grave es que, al expresarse de ese modo, con tono de arenga, afirmó que hablaba en nombre de todo el pueblo argentino. La denominación de Mariscal Francisco Solano López a una unidad militar de un país cuya bandera el dictador pisoteó es tan absurda como inadmisible sería que Francia o Polonia llamasen Adolf Hitler a uno de sus regimientos”.
Y la segunda editorial es la del día 27 de mayo de 2013, titulada “1933” donde justamente denuncia la semejanza del gobierno democrático de la Presidenta con el nazismo.
La historia y los acontecimientos demuestran que justamente el matutino de los Mitre-Saguier es el que respaldó genocidios como el de la guerra contra el Paraguay, o la dictadura del genocida Videla, que lloraron su muerte desde sus avisos fúnebres días atrás, y como diría la Presidenta el pasado 25 de Mayo, añoran no poder contar ni con las armas ni poder disfrutar que la Argentina vuelva a endeudarse con el FMI.
Por todo esto, gloria y loor al Mariscal Solano López y disculpas eternas al pueblo paraguayo por el genocidio sufrido durante la Guerra de la Triple Alianza.
* Ministro de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios.
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martes, 28 de mayo de 2013

Opinión sobre algunos análisis de los últimos datos de desocupación


“No pensar con odio”

El autor afirma que sorprende que algunos comunicadores, de vasta experiencia en temas del mercado de trabajo, cometan el error de comparar el último trimestre de un año con el primero del siguiente.

Por Daniel Koszter*
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“Salieron a buscar trabajo 188 mil nuevos trabajadores en el primer trimestre del año.”

En una memorable escena de la película El Padrino I de Francis Ford Coppola, Vito Corleone le advierte a su hijo Santino “nunca odies a tu enemigo porque te nubla el entendimiento” (traducción libre). Esta escena se repite en El Padrino III entre Al Pacino y Andy García y creo que deja grandes enseñanzas incluso para entender el tratamiento periodístico del aumento de la tasa de desocupación del primer trimestre de este año.
Como todos los meses de mayo desde que la encuesta de hogares del Indec se volvió trimestral (circa año 2003) aquellos que acostumbran a ver el vaso medio vacío agitan el fantasma de la destrucción de puestos de trabajo. Es un clásico que se reitera sin hacer un análisis de los números ni de la historia.
En efecto, desde el 2004, la caída de la población ocupada en relación con el cuarto trimestre anterior varió entre un -0,2 por ciento y un -1,6 por ciento en 2006. La única excepción fue el primer trimestre de 2011, que fue del 0,5 por ciento, y el 2008 que fue del 0,1 por ciento, valor que está dentro del error estadístico.
¿Por qué se da esta dinámica? Básicamente porque la actividad económica en el cuarto trimestre es significativamente más alta, no sólo por la estacionalidad que dan las fiestas, los aguinaldos (ahora considerables por el incremento en el empleo formal, o sea que efectivamente lo cobran), la producción extra para cubrir períodos de vacaciones, recesos y paradas técnicas; sino también a que la tasa de actividad no crece (nadie sale a buscar trabajo en diciembre, se espera a febrero).
Cuando uno compara el 2013 y el 2012 en el primer trimestre, se observa de manera taxativa y clara que se crearon 78 mil puestos de trabajo en el total de aglomerados urbanos.
Entonces, ¿por qué crece la tasa de desempleo? Aquí hay también un fenómeno estacional, y es que es más importante el número de gente que sale a buscar trabajo y, en este sentido, este primer trimestre muestra una dinámica un poco más elevada que los años anteriores. Salieron a buscar trabajo 188 mil nuevos trabajadores, esto es unas 35 mil personas más que en igual período del año anterior, lo cual hizo que la tasa de desempleo crezca en 0,8 puntos porcentuales.
Pensar que la tasa de desempleo sería más alta por la existencia de Planes Trabajar como sostienen algunos periodistas es otro argumento falaz y antiguo. Hay algún programa de empleo transitorio, como el Argentina Trabaja, que ocupa a sólo 150 mil personas. Los del Ministerio de Trabajo, con números mucho más reducidos, son con contraprestaciones de capacitación o escolaridad, y tiempo limitado, que no se consideran como ocupados, porque son subsidios para la formación.
Sin dudas el crecimiento del empleo no tiene igual dinámica que los primeros años. Pero de ninguna manera esto significa que se destruyan puestos de trabajo. Entiendo que el Gobierno ha tomado nota de esta dificultad y lo encara con algunas medidas de tipo activo (por ejemplo, el blanqueo), para reactivar la actividad en sectores como la construcción, así como mantener el nivel de ingreso de los sectores populares (asalariados, jubilados y pensionados) para evitar efectos recesivos. Nada hace presagiar una crisis de la magnitud que se vive en otras latitudes, ni retrocesos en los niveles de vida que afecten a los más necesitados, sino todo lo contrario.
Sorprende que algunos comunicadores, de vasta experiencia en los temas del mercado de trabajo, cometan el error de comparar el último trimestre de un año con el primero del siguiente. Especialmente cuando alguno de ellos, hace un tiempo, opinaba, acertadamente, que esto no era correcto, cuando había alguien que lo hacía de manera triunfalista e irresponsable. Posiblemente, y parafraseando a Vito Corleone, estén tan enojados que se les nubla el entendimiento
* Economista laboral.

pagina12  suplementos  26.05.2013

domingo, 26 de mayo de 2013

ENTREGA DEL PREMIO "D.F. SARMIENTO" A ESTELA BARNES DE CARLOTTO


EL MAYOR PREMIO DEL SENADO NACIONAL A
ESTELA BARNES DE CARLOTTO

Fue entregado por su inclaudicable lucha en favor de la recuperación de la identidad de cientos de niños apropiados durante la dictadura civico-militar de 1976.

El mismo senado que aprobó las leyes de impunidad en la década del noventa, premia hoy por iniciativa del senador DANIEL FILMUS, la excelente tarea de las ABUELAS DE PLAZA DE MAYO. 

Buenos Aires 24.05.2013 


ORQUESTA JUVENIL DE BALVANERA


DANIEL FILMUS 
ESTELA BARNES DE CARLOTTO 

ARTURO BONIN 
Y SUSANA CART (TEATRO POR LA IDENTIDAD)



 ROSA ROSEMBLIT Y ESTELA CARLOTTO

 EL DIPLOMA DE HONOR
DANIEL FILMUS                           ADRIANA VARELA              
VICTOR HEREDIA

EXCELENTE ACTO CON PALABRAS DE AMOR DE LOS NIETOS (HORACIO PIETRAGALLA, VICTORIA MONTENEGRO)
POESIA  Y TEXTO DE TEATRO POR LA IDENTIDAD.
EL CANTO INSPIRADO DE ADRIANA VARELA Y VICTOR HEREDIA.
LA ORQUESTA JUVENIL DE BALVANERA.
LAS SENTIDAS PALABRAS DE DANIEL FILMUS , ROSA ROSEMBLIT Y ESTELA BARNES de CARLOTTO.
LA EMOCIÓN , EL ARTE, LA HUMANIDAD PROFUNDA DE PERSONAS COMPROMETIDAS CON LA DEFENSA DE LA VIDA.
GRACIAS A TODOS Y A TODAS!!!

jueves, 23 de mayo de 2013


  • No negociamos con genocidas
    Mientras en el TOF Nº 1 de la Justicia Federal de Córdoba se realiza, con todas las garantías del debido proceso, uno de los juicios más emblemáticos en relación a los derechos humanos violados en forma masiva, generalizada y sistemática durante el período del terrorismo de Estado en nuestro país, el gobernador de nuestra provincia expresa en una entrevista televisiva, que él es parte “de los que creen que la Argentina necesita un baño de reconciliación” porque de esta manera se hubiera podido “quebrar la coalición de los torturadores asesinos del terrorismo de estado”.
    Estas palabras vertidas por de la Sota, resultan, muy peligrosas para la democracia.
    Ello es así, porque además de ser falaces, hieren una vez más a quienes durante muchísimos años han peticionado pacíficamente una respuesta judicial de nuestro estado por las atroces violaciones cometidas, sin que durante todos esos años, “los torturadores asesinos del terrorismo de estado”, como él mismo les llama, hayan mostrado el más mínimo sentimiento de humanidad hacia las víctimas, sus familias y nuestra sociedad reclamante.
    Como puede comprobarse al repasar las diferentes expresiones públicas de “los torturadores asesinos del terrorismo de estado”, no existe en los genocidas ningún atisbo de que hayan querido o quieran quebrar “la coalición” o mejor el “pacto de sangre”. Por el contrario, ellos repiten una y otra vez que lo hicieron por la patria y aseguran que lo volverían a hacer. Extraña concepción de patria de quienes aplicando una metodología inhumana, “desaparecieron” a treinta mil argentinos, robaron quinientos niños, produjeron el exilio forzado de miles de compatriotas, destruyeron nuestro aparato productivo y nuestra industria nacional despidiendo y persiguiendo a todos aquellos trabajadores y ciudadanos que se podían oponer a tan macabro plan de entrega de nuestro país a intereses apátridas.
    Extraña también la concepción del gobernador, que en el mismo momento en que se desarrolla el juicio que va a permitir conocer quienes fueron los “torturadores asesinos” y sancionarlos en aplicación de leyes nacionales e internacionales de derechos humanos, propone una negociación o arreglo con ellos, en vez de promover la actuación de la JUSTICIA como valuarte de nuestro sistema democrático, como correspondería a un funcionario electo por la voluntad popular.
    En su afán de criticar al gobierno nacional le endilga irresponsablemente que aplica “una política del resentimiento”, sin que su propio resentimiento le permita reconocer los aciertos del gobierno nacional en materia de Derechos Humanos. Algo que ha resultado tan claro a los organismos de Derechos Humanos de nuestro país y del mundo entero, el gobernador pretende degradarlo al ponerlo en término de resentimiento. Esto nos permite suponer con alto grado de certeza, que no ha podido entender que el apoyo de los organismos de derechos humanos, como el de la mayoría de nuestra ciudadanía al proyecto nacional, se basa justamente en los aciertos del gobierno kirchnerista en su política económica, social y cultural en defensa y garantía de los derechos humanos. 
    Quienes militamos en el campo de los derechos humanos, no somos tontos ni ingenuos, sabemos perfectamente quienes defienden los intereses de la nación y del pueblo y también sabemos quienes la atacan y quienes desprecian a nuestro pueblo. 
    También podemos leer con claridad qué hay detrás de las palabras que pregonan la reconciliación, ya que, mientras se sostiene que no se daría un paso atrás en los derechos humanos, se plantea que también vayan presos los asesinos de José Ignacio Rucci, pretendiendo volvernos a tiempos pasados y precluidos en que la teoría de los dos demonios oscureció el concepto mismo de terrorismo de estado y de delitos de lesa humanidad.
    Consideramos que el discurso es parte de la decisión política de disputar las próximas elecciones nacionales, pero las palabras públicamente expresadas por el gobernador, también reflejan cual sería su política y cuales sus aliados ideológicos para concretarla. 
    Porque creemos firmemente que es a través de la Justicia como se logra la paz y la seguridad de nuestra sociedad y no mediante negociaciones espurias con torturadores asesinos, es que Abuelas de Plaza de Mayo ha definido que “NO NEGOCIAMOS CON GENOCIDAS”.
    Estamos convencidos que quienes proporcionen datos para localizar a los nietos buscados por tantos años, como así también los restos de los compatriotas asesinados, sólo lo harán si reconocen el valor de la dignidad humana y eso no se logra con negociaciones, sino porque la conciencia ha dicho ¡basta!, ¡es hora de ser un ser humano cargando la responsabilidad que ello entraña!. 
    María Teresa Sánchez y Mariana Paramio.
    Abogadas de Abuelas de Plaza de Mayo

miércoles, 22 de mayo de 2013

Escuela Norberto Morresi. TIENE NOMBRE LA ESCUELA MEDIA 1 DE 5





“Cada vez que un pibe aprenda, cada vez que un pibe disfrute de una poesía, cada vez que un pibe sienta ganas de cambiar el mundo y esas ganas alumbren en la escuela pública, Norberto va a estar presente”. Eduardo López.UTE

VISION SIETE

Una escuela porteña llevará el nombre Norberto Morresi, en homenaje al joven alfabetizador desaparecido en 1976



. Estudiantes y docentes de una escuela de reingreso del barrio porteño de Parque Patricios le pusieron al establecimiento, que aún no tenía nombre, "Norberto Morresi", en homenaje al joven de 17 años que vivía en el lugar y que fue asesinado por los militares en 1976.

El homenajeado era el hermano mayor del actual secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi, e hijo de Julio Morresi, padre de Plaza de Mayo, uno de los 15 que desde un comienzo acompañaron a sus mujeres en el incansable reclamo por los desaparecidos.

También Norberto había pintado como buen futbolista cuando, al igual que su hermano, jugaba en el club barrial Bristol hasta que decidió cambiar los botines por la militancia.

El acto oficial de denominación de la escuela como "Norberto Morresi", se realizó en el establecimiento ubicado en Juan Carlos Gómez 253.

En ese edificio funciona el colegio Reino de Suecia, en el turno mañana y tarde, y en el vespertino se inauguró hace unos años esta escuela de reingreso, destinada a sectores que por distintos motivos abandonaron los estudios.

Como la nueva escuela no tenía nombre, los alumnos, docentes, padres y autoridades decidieron implementar una votación interna para elegirlo.

Este acto se llevó a cabo en noviembre de 2010, pero debió atravesar numerosos trámites a nivel legislativo y ministerial por lo que recién ahora se implementa la resolución democrática de la comunidad de la escuela.

El nombre de "Norberto Morresi" fue elegido por amplia mayoría, en un acto de reivindicación de aquel joven que militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios, iba a la escuela por la mañana y a la tarde enseñaba a leer y escribir en la Villa 21-24, de Barracas.

El 23 de abril de 1976, a casi un mes del golpe militar, Morresi fue secuestrado junto con otro compañero y los mataron el mismo día, pero para su familia estuvo desaparecido, hasta que en 1989 el Equipo Argentino de Antropología Forense identificó su cuerpo en un cementerio de La Matanza, y constató que había muerto de cinco balazos ese mismo día.

La iniciativa de la comunidad de la escuela fue acercada por la diputada Gabriela Alegre del Frente para la Victoria, quien presentó el proyecto en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, y fue aprobado transformándose en la Ley 4293.
Telam



martes, 21 de mayo de 2013

El auge...



EL AUGE DEL CAPITALISMO DE ESTADO

Por Eduardo Crespo *
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“Estamos ante un cambio de época”, explica Eduardo Crespo.


Desde hace algunos meses en la revista The Economist se está debatiendo una tendencia internacional que la publicación caratula con títulos del tipo: “El ascenso del capitalismo de Estado”; “La vuelta de la mano visible”; “La era del libre mercado ha llegado a su fin”; “Leviatán vuelve”. Y la mejor de todas: “El retorno de la historia”. Del intercambio se hicieron eco otras publicaciones como Business Week, Financial Times y Foreign Affairs. Además, varios libros dedicados a este tema ya son best-sellers. Como sucede actualmente con tantos otros asuntos, lo que motiva este debate es el ascenso económico chino y los serios interrogantes que este proceso le plantea al discurso económico dominante de las últimas décadas.
Al pensamiento liberal se le complica interpretar un mundo cada día más permeado por la economía china y las asiáticas en general. Se trata de organizaciones híbridas que combinan formas de propiedad incompatibles con el paradigma dominante. De estas formas, la más subversiva e irritante es la empresa pública. En el período 2003-2010, un tercio de toda la inversión extranjera directa registrada en economías emergentes fue ejecutado por empresas estatales y el porcentaje va en aumento. Estas compañías ganan licitaciones para obras de infraestructura en todos los continentes y simultáneamente adquieren, a veces con la ayuda de fondos soberanos del Estado, empresas privadas extranjeras.
En el ranking de las 2000 mayores empresas del mundo que publica la revista Forbes se incorporaron 120 empresas estatales desde 2004 hasta 2009. Son estatales las 13 mayores compañías de petróleo y gas del mundo, valuadas por sus reservas.

China


Al contrario de lo que proclama el pensamiento económico dominante, las elevadas tasas de inversión chinas no encuentran su explicación en la idílica frugalidad de la “ética confuciana”, sino en las decisiones de sus órganos estatales y empresas públicas que son responsables por aproximadamente un 50 por ciento del total. Las empresas públicas y mixtas, por otra parte, representan alrededor de la mitad del Producto Bruto no agrícola del país. La compañía estatal china típica actúa a escala global sin desatender criterios de rentabilidad privados, cotiza en Bolsa y es administrada por una gestión profesionalizada. Los mejores graduados de las universidades chinas son mayoritariamente acaparados por estas corporaciones.
Exceptuando el caso de los recursos naturales, donde está en juego la apropiación de rentas, el ascenso de este capitalismo de Estado no coincide en esta ocasión con un asalto al sector privado. El avance de estas compañías, al contrario de lo que pregona el discurso dominante, impulsa la inversión y le da sustento a la innovación privada. En este “nuevo capitalismo”, las firmas de particulares se integran en las redes que tienen por centro instituciones estatales como universidades, centros de investigación pública, fuerzas armadas. El capitalismo chino es una formación social pragmática que aún preserva varias herramientas de las economías “socialistas”, como la capacidad de planificación en base a planes quinquenales. El padre del “modelo”, Deng Xiaoping, lo resumió con maestría en su célebre frase: “No importa que el gato sea blanco o negro, mientras pueda cazar ratones”.
Aunque los rasgos de este “modelo” sean más pronunciados en China que en otros países, sus características fundamentales van ganando terreno en varias otras regiones del planeta, delineando una tendencia mundial.
Estamos ante un cambio de época. Esta polémica sobre el “modelo” chino, o asiático, no es equiparable a las pequeñas rencillas sobre cuestiones fiscales o cambiarias que entretuvieron a la mayoría de los economistas argentinos en las últimas décadas. Tampoco refiere a una mera cuestión distributiva. Este debate atañe a conceptos fundamentales como el Estado y el Mercado. También pone en tela de juicio, después de mucho tiempo en la prensa dominante mundial, las claves que sustentan la riqueza de las naciones y el ascenso de estas en la escala del poder geopolítico mundial.
Los reproches que a estas formas de capitalismo oponen algunos editorialistas en las publicaciones referidas son monumentos a la tenacidad ideológica. En términos empíricos es poco lo que pueden objetar al dinamismo chino. Las remanidas alusiones a la corrupción y al clientelismo estatistas suenan poco creíbles en vista de los escándalos asociados con la última crisis internacional y del insolente aumento de la desigualdad que acompañó las políticas neoliberales en todo el planeta. No se puede reivindicar la transparencia de un régimen social que sólo favorece a una minoría.
En términos teóricos, tampoco se sostiene la tesis de que las empresas públicas absorben recursos que serían mejor utilizados por el sector privado. Como en el idílico mundo de la ortodoxia prevalece el pleno empleo, todo recurso utilizado en una determinada actividad necesariamente es retirado de las otras. En el mundo real, por el contrario, todo nuevo recurso que se emplea en una actividad contribuye a emplear otros recursos en otras actividades.

Estados Unidos


Las peculiaridades de la experiencia asiática obligan a repensar la relación Estado-Mercado en todas las latitudes. En los debates sobre modelos de desarrollo es común que se señale a Estados Unidos como un próspero contraejemplo de laissez faire y de intervención estatal mínima. Sin embargo, cuando se realiza un escrutinio más exigente, surgen evidencias suficientes para afirmar que el Estado norteamericano practica la política industrial más ambiciosa y exhaustiva del mundo.
El complejo militar-industrial-científico-académico de este país domina la frontera científica internacional desde la creación del Big Science (“ciencia mayor” o “ciencia a gran escala”), la compleja red institucional que vincula la defensa nacional con la investigación básica y las compañías industriales. Entre sus principales conquistas está el adaptar los resultados de la investigación fundamental para transformarlos en tecnología civil con destino comercial. Esta densa red de universidades, laboratorios y centros de investigación, que operan junto a entidades civiles y militares, es una herencia de la Segunda Guerra Mundial y sus emprendimientos tecnológicos colosales, como el célebre Proyecto Manhattan del que surgieron las primeras bombas atómicas. Sus actividades luego se extendieron sobre el conjunto de la economía (y la política) norteamericana mediante el financiamiento directo o indirecto de toda actividad científica considerada estratégica.
Desde la postguerra resulta difícil –si no imposible– identificar algún sector competitivo de la economía estadounidense que no haya surgido de esta malla institucional. Invitamos al lector a preguntarse: ¿cuáles son las innovaciones básicas desarrolladas en exclusividad por el sector privado? En este caso, la particularidad de Estados Unidos no es que la injerencia del Estado allí sea mayor o menor que en otros países, sino que invariablemente son empresas privadas las que acaban recogiendo los frutos comerciales del impulso público a la innovación. Los analistas que hablan de un estado mínimo en Estados Unidos parecen no advertir que el aparato militar norteamericano está presente en casi todos los rincones del planeta.
Leviatán en Estados Unidos no vuelve. Nunca se fue.

América del Sur


Durante el auge neoliberal, en cambio, las elites de América del Sur en distintos grados aceptaron desmantelar las instituciones desarrollistas. Incluso en el país donde el desarrollismo llegó más lejos, Brasil, Fernando Henrique Cardoso, en un discurso de 1994 a instancias de asumir como presidente, declaró que llegaba para terminar con la “Era Vargas”. Esta etapa se extendió desde los años ’30 hasta la crisis de la deuda externa de los años ’80 y se distinguió por una generalizada “intromisión” estatal en la economía y por la creación de grandes empresas y organismos públicos. Veinte años después es forzado preguntarse: ¿qué sería de la economía brasileña sin Petrobras, Vale, Embraer, Embrapa y el Bndes, creaciones todas de esa era de desarrollismo estatista que debía ser sepultada?
Y en el caso argentino las preguntas no son diferentes. Además de todo aquello que tenemos como un regalo de la naturaleza, ¿qué nuevas actividades le debemos a la iniciativa privada desde que empezaron a soplar los vientos privatistas? Incluso el mismísimo paquete tecnológico del boom exportador argentino, la soja transgénica y el herbicida todo terreno, no fue gestado por nuestros irritados agricultores, sino por un proveedor del ejército estadounidense, beneficiario del comprenacional yanqui.
Es relevante enfatizar que la importancia de la injerencia pública nunca refiere a un dilema entre empresarios malos versus Estado bueno. Se trata de una cuestión de velocidades. Los grandes saltos que impone el desarrollo capitalista, como la innovación fundamental, o la superación del subdesarrollo por un país o una región, requieren de tareas hercúleas, que si se dejan al arbitrio de la iniciativa privada, o bien demandan siglos para ejecutarse o jamás se concluyen.
¿Habrían florecido la comunicación satelital, la energía nuclear, las computadoras o Internet, en un mundo organizado por sinceros admiradores de Vargas Llosa?
Cabe interrogarse por las tareas pendientes en América del Sur. Si aún aspira a alcanzar el desarrollo industrial, la inclusión social y la integración regional, como procesos duraderos y sustentables, la región no tendrá más alternativa que subirse a la nueva ola desarrollista y abandonar las premisas privatistas del pasado que aún siguen pesando en las interpretaciones y en las políticas que se ejecutan (o se dejan de ejecutar) en el presente.
En cambio, si opta por continuar en la dirección (más cómoda) que impone el “mercado”, lo más probable es que sigamos avanzando, pero a paso de tortuga, como proveedores de materias primas para el capitalismo de Estado que nos arrastra desde Asia
* Licenciado en Ciencia Política y en Economía de la UBA y profesor de la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro, Brasil.

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La secuestrada que fue obligada a interrogar al hijo de Videla



“Yo me morí en La Perla”

En el juicio que se realiza en Córdoba, Suzzara contó que los represores forzaban a los secuestrados a ejercer como “comandos de información en un fraguado campo de prisioneros”, donde enviaban a soldados que creían estar en manos “comunistas”.

Por Marta Platía
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Hay 44 acusados en el proceso por los crímenes cometidos en La Perla.
Desde Córdoba
Los hilos conductores de los testimonios en el megajuicio por los crímenes cometidos en el centro clandestino La Perla siguen siendo la tortura, el infinito dolor, la complicidad de la jerarquía eclesiástica y del Poder Judicial, y la frase de bienvenida de los represores a las víctimas: “Nosotros acá somos los que decidimos si se vive o se muere. De acá no te saca ni el Papa. No hay abogados ni jueces. Somos los dioses”. En ese contexto, una testigo relató cómo, estando secuestrada en La Perla, fue obligada junto a otras personas a interrogar a soldados a quienes se les hacía creer que habían caído en manos de “comunistas”: entre ellos, el hijo del propio dictador Jorge Videla.
El juicio tiene 44 imputados. Mientras Ernesto “El Nabo” Barreiro se escarba permanentemente las uñas o se ríe de oreja a oreja en los pasajes más atroces que lo involucran, Luciano Benjamín Menéndez volvió a su estado cuasivegetativo luego de la visible conmoción que le produjo el testimonio del arriero José Julián Solanille: el único hombre que declaró haberlo visto ordenar y presenciar un fusilamiento masivo en los pozos del campo de concentración.
Antes de la muerte de Videla se conoció que la Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, por mayoría, confirmó su procesamiento y el de Menéndez “como autores mediatos de los delitos de tentativa de violación agravada y abuso deshonesto agravado”. Por primera vez fueron imputados por crímenes de índole sexual, siguiendo la teoría del “autor mediato”. Esto es: no lo hicieron ellos directamente pero facilitaron las condiciones y permitieron que estos delitos sucedieran bajo sus respectivos mandos.
La declaración de la testigo Cecilia Suzzara dio una nueva vuelta de tuerca del sadismo del terrorismo de Estado. Cecilia fue secuestrada el día del golpe, el 24 de marzo de 1976, y permaneció torturada y sometida a la esclavitud en La Perla hasta abril de 1978: “En el medio del colmo de toda esta locura –relató–, los represores nos usaron para que ejerciéramos como ‘comandos de información’ en un fraguado campo de prisioneros en el que se supone dominaban los comunistas”.
Según narró Suzzara, “en los terrenos de La Perla habían armado una especie de campo de entrenamiento de soldados del Ejército Argentino que, supuestamente, habían caído en manos enemigas. Cavaron trincheras, pusieron luces y altoparlantes como en las películas, y hasta plantaron carpas. En una de esas carpas, a mí me obligaron a hablar con un soldado. El muchacho estaba destruido. Tenía el uniforme de fajina, los labios sangrantes. El realmente creía que estaba en un campo enemigo. De comunistas. Me acuerdo que rogaba por un vaso con agua. Estaba desesperado de sed. Yo tenía que obtener la mayor cantidad de datos: a qué compañía pertenecía, cuántos hombres tenía... Recuerdo que le pregunté si tenía familia. Me dijo que sí, que tenía esposa e hijos. Siguió pidiéndome agua. Se la di. Entonces terminó contestándome todo lo que le pregunté. Tiempo después me enteré, por los mismos represores, de que se trataba nada menos que del hijo del general (Jorge Rafael) Videla”. La tortura del terrorismo de Estado por partida doble: por un lado obligaban a las víctimas sometidas por los tormentos a “interrogar” a los soldados en formación, y por el otro, humillaban y mantenían en condiciones infrahumanas a sus propios jóvenes en instrucción. En esa perversa creación de los militares golpistas cayó hasta el propio hijo del dictador.
La declaración de Suzzara fue una de las más detalladas y terribles que se han escuchado en las últimas audiencias del megajuicio. Secuestrada por una patota en plena calle, fue torturada con saña en La Perla durante dos días y dos noches. Cuando su cuerpo y su alma no pudieron más, dio una dirección. “Teníamos que aguantar lo más que se pudiera hasta que los compañeros supieran que nos habían agarrado y se fueran de donde estaban... Yo pensé que nadie estaría ahí. Era una obra en construcción donde nos habíamos reunido. Nunca pensé que alguien pudiese estar viviendo en ese lugar.” Pero desgraciadamente no fue así. Cuando los represores que la llevaron en un auto le levantaron la venda, Cecilia vio con horror los rostros de una de sus compañeras: Silvina Parodi de Orozco, embarazada de seis meses y medio, y el de Daniel Orozco, su marido. Silvina es la hija de Sonia Torres, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo-Córdoba.
“Mi dolor, mi desesperación por eso, no se fue nunca. Dura hasta ahora. Con Silvina pudimos hablar en las duchas de La Perla, una vez que nos llevaron a bañarnos juntas. Ella estaba esperanzada porque la iban a llevar a la Cárcel de Mujeres del Buen Pastor para tener a su bebé. Pero estaba muy angustiada porque le habían hecho presenciar la tortura de Daniel... Y eso la había lastimado mucho.”
Del marido de Silvina, Daniel Orozco, un muchacho mendocino de apenas 22 años, estudiante de Economía en la Universidad de Córdoba, nunca más se supo nada. De Silvina, en cambio, sí: su hijo varón nació entre “el 25 de junio y el 5 de julio de 1976”. Luego, el rastro de Silvina se perdió para siempre. Sonia Torres, su madre, aún busca a su nieto y hasta le ha pedido por él al papa Francisco en una carta abierta.
Cecilia Suzzara es una mujer fuerte. Pero también es una mujer muy triste. Con sus ojos hinchados debajo de los rulos entrecanos, fue definitiva cuando le preguntaron cómo vivió después de los tormentos en La Perla: “¿Y quién le dijo que estoy viva? Yo me morí en La Perla”, le había contestado a Martín Fresneda, el actual secretario de Derechos Humanos cuando, en 2008, él le preguntó en calidad de querellante en el primer juicio a Luciano Benjamín Menéndez. Y ésa también fue su respuesta en esta última declaración, interrogada acerca de las secuelas que le quedaron luego de su paso por el campo de torturas y exterminio: “De allí no se sale nunca. Era un lugar adonde nos llevaron para matarnos. Allí no había celda para encerrarnos como prisioneros. Se ejerció todo el poder de dominación sobre cada una de las personas que estuvimos ahí. Nos expropiaron el cuerpo, nos expropiaron la cabeza. Nos redujeron a la servidumbre. Nos despersonalizaron. Nos vejaron. Teníamos toda una cotidianidad con nuestros represores, con nuestros captores –la mujer llora, y hace fuerza para seguir–. Es muy fuerte para quien estuvo ahí, y difícil para los de afuera comprender lo que hicieron con nosotros. Nos mataron. Tuvieron un poder absoluto sobre nosotros. Uno se muere ahí adentro”.
En uno de los tantos pasajes dolorosos de su relato, contó la atroz agonía de Luz Mujica de Ruarte: una mujer a la que secuestraron con un médico, Enrique Fernández Samar. “El recibió las peores torturas: la que daban con picana y con palos. La mezcla de electricidad con golpes destruía los riñones y no podían orinar. Los compañeros que eran torturados así morían hinchados y en medio de terribles padecimientos. María Luz tuvo una agonía espantosa: padeció fiebres, convulsiones y una regresión a la niñez. Llamaba a su mamá, pedía por sus seres queridos y nos turnábamos para consolarla, para hacer de cuenta de que éramos su madre, y le hablábamos como si fuera una chiquita para consolarla en su colchoneta de la cuadra... Cuando se la llevaron creo que ya estaba muerta.”
A la salida de su declaración, Cecilia Suzzara fue aplaudida por el público de la sala de audiencias del Tribunal Federal N° 1, donde se está llevando a cabo este megajuicio. Entre el mar de abrazos, hubo uno que desarmó en lágrimas a todos: fue cuando Sonia Torres, la mamá de Silvina Parodi, se acercó a Suzzara y ambas se abrazaron larga, entrañablemente. Un abrazo que supo a perdón, a inmensa comprensión y dispersó en el hall de Tribunales la grandeza de una Sonia que, con sus 83 años, no se dejó ganar por odios ni rencores, sigue de pie y no se detiene.

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lunes, 20 de mayo de 2013

muerte de videla


Hebe de Bonafini sintió "dolor, angustia, bronca y tristeza" al morir Jorge Rafael Videla

La titular de Madres de Plaza de Mayo lo confesó en una carta que dio a conocer la entidad; dijo que tras su fallecimiento le "estalló el corazón" al recordar duros momentos.

La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, expresó hoy que la muerte de Jorge Rafael Videla la dejó "ahogada de dolor, de angustia, bronca y tristeza" porque, explicó, lo primero que pensó fue "en los hijos" y "en las torturas a las que fueron sometidos". Bonafini también explicó que no salió a hablar apenas se enteró del fallecimiento del ex presidente de facto porque "no tenía fuerzas para hablar y sostuvo que la noticia la "paralizó".
Además, remarcó que no se puso contenta con su deceso y manifestó, mediante una carta , que lo primero que sintió fue que se le "venía el mundo encima".
"Me quedé ahogada de dolor, de angustia, bronca y tristeza pero de repente me estalló el corazón y dije: íQué suerte que tuvimos hijos tan valientes!", expresó la titular de Madres de Plaza de Mayo.
Bonafini también señaló, en diálogo con radios Madres y Continental, que el fallecimiento de Videla le "estalló el corazón" porque recordó los duros momentos y la terrible tortura" que pasaron sus hijos.
"Las Madres nunca quisimos hablar de la tortura y del horror que pasaron nuestros hijos porque es volverlos a violar, volverlos a torturar y no lo puedo soportar. Por eso me estalló el corazón cuando me enteré. No podía hablar", remarcó.
Asimismo, Bonafini relató que apenas se produjo el fallecimiento de Videla, que murió el viernes en su celda del penal de Marcos Paz, los medios de comunicación la empezaron a llamar pero "no tenía nada para decir" y expresó que sintió "una gran angustia, un gran dolor" que la "atravesaba por todos lados".
"La noticia me paralizó. Inmediatamente empecé a pensar en mis hijos ¿Cómo podía pensar en otra cosa? La cabeza me daba vueltas, quería pensar en algo y nada. Pensaba en ellos y en las torturas a las que fueron sometidos", sentenció.
La activista de derechos humanos también apuntó contra los que apoyaron la última dictadura y "que hoy se rasgan las vestiduras" y "llaman genocida o dictador" a Videla.

LA CARTA DE HEBE DE BONAFINI

"Murió Videla. La noticia me paralizó. Inmediatamente empecé a pensar en mis hijos ¿Cómo podía pensar en otra cosa? La cabeza me daba vueltas, quería pensar en algo y nada. Pensaba en ellos y en las torturas a las que fueron sometidos. Veía sus caras gritando, pidiéndome, llamando a todos, como hicieron todos en los momentos más terribles, cuando estaban solos, en los momentos de mayor tortura.
Los medios me empezaron a llamar pero no tenía nada para decir. Sí sentí una gran angustia, un gran dolor que me atravesaba por todos lados. No podía pensar en otra cosa. No estaba contenta porque había muerto. No me podía poner contenta pensando en todo lo que nos había hecho. Pensé en todas las Madres, en tanto dolor, en todas las familias destruidas.
Se me vino el mundo encima y cada vez que me llamaba alguien sentía más angustia, porque la mayoría de los que habían apoyado la dictadura, los diarios, sobre todo Clarín, ahora le dicen dictador, ahora le dicen genocida ¡qué vergüenza! Pero yo seguía pensando en ellos, nuestros hijos. Tanto que amaron a esta Patria, tanto que dieron por ella y yo tenía que escuchar a estos, que apoyaron la dictadura, hablar de genocida ¡cuánta hipocresía! Nuestro pueblo tiene que entender que toda esa hipocresía hizo posible que nuestros hijos fuesen señalados como terroristas cuando todos estos, que hoy se rasgan las vestiduras, miraron para otro lado. Algunos se llenaron de dinero y otro se llenaron de oprobio.
Quise hablar pero no me salía nada. Hoy decidí escribir algo para que todos los que esperaban mi voz se enteren que pensaba. Me quedé ahogada de dolor, de angustia, bronca y tristeza pero de repente me estalló el corazón y dije: ¡Qué suerte que tuvimos hijos tan valientes! Esa es la única felicidad que me surgió al final: la valentía de nuestros hijos de dar sus vidas para que otros vivan".
LA NACION
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sábado, 18 de mayo de 2013

videla dictador


La foto del Mundial

Por Sandra Russo



Por esos vericuetos extraños de la memoria, cuando pienso en Videla, siempre y sin falta, inevitablemente, me viene a la cabeza su imagen con los brazos en alto, la sonrisa contenida, festejando el triunfo de la Selección Argentina en el Mundial ’78. Ahora que se murió y lo advierto, quizás esa imagen de apariencia antojadiza –que es como una ficha que me baja cada vez que pienso en Videla– tenga que ver no con lo que ese general sanguinario tuvo de raro, sino con lo que tuvo de común.
La imagen que recreo lo enlaza con millones de argentinos, capturados en un año extraordinariamente contradictorio, uno de esos años argentinos plagados de dilemas que no llegaron a ser pasados en limpio, probablemente, por muchísima gente, mientras las cosas estaban sucediendo. En 1978 ya flotaba sobre este país un fantasma oscuro y tenebroso, de esos que huelen los que están en la periferia de los hechos. Los que no tenían ningún pariente desaparecido, los que no estaban siendo perseguidos, los que seguían yendo al trabajo y cantando el himno en las fechas patrias, los que digerían cada uno con su propia capa de escepticismo, conciencia o cobardía algo que no se decía, que no se publicaba, que no se juzgaba, que no se comentaba en los ascensores ni en los bares, que no se discutía en los cumpleaños.
La de 1978 era una doble realidad. La cosmética, la tranquilizadora, de la que hablaban las radios, los diarios y la televisión, era una realidad muy excitante. El Mundial generó magia negra: recuerdo con toda claridad los ríos de gente que salieron a festejar esa copa y gritaba que “el que no salta es un holandés”. Recuerdo por supuesto la “campaña antiargentina”. Eso pegaba en el lado b de la fiesta que nos habían querido aguar los zurdos del mundo, diciendo que aquí se violaban los derechos humanos. Faltaba más. Aquí, en rigor, ni se sabía qué eran los derechos humanos. Los diarios, las radios y la televisión no tocaban el tema. Recuerdo las calcomanías que decían que los argentinos “somos derechos y humanos”. Esa malformación del sentido fue muy fácil porque la mayoría de los que adherían al concepto lo entendían literalmente: éramos derechos y éramos humanos, y además éramos campeones de fútbol y el presidente de facto alzaba los brazos y gritaba el gol como los demás. Era uno de tantos, fundido en la alegría popular. Y sin embargo.
Y sin embargo eso otro de lo que no se hablaba se sabía. Se sabía con una percepción tan fina que ese saber traspasaba el silencio que, según rezaba un cartel colgado del Obelisco, “era salud”. Se sabía incluso antes de tener detalles, y de que eso oscuro y aterrorizante que daba miedo incluso pronunciar, tuviera su propio universo de palabras para ser referido. Antes de saber que había campos de concentración, antes de saber que los detenidos desaparecidos estaban siendo arrojados al río o fusilados en falsos enfrentamientos, antes de saber que a las embarazadas las dejaban parir para apropiarse de sus hijos y después las mataban, antes de saber que cuatrocientos de esos bebés permanecerían en la neblina de sus falsas historias por más de treinta años, antes de saber que las víctimas no eran solamente los miembros de las organizaciones armadas sino también los delegados gremiales, los activistas estudiantiles, los militantes sociales, los empresarios a los que querían despojar de sus bienes, los abogados que presentaban hábeas corpus que los jueces no aceptaban, los religiosos que seguían al lado de los humildes, en fin, antes de saber todo eso, se sabía que ese gobierno militar no era uno más de los tantos que habíamos tenido. Se sabía que se estaba llevando a cabo una masacre en lo profundo de las noches y los barrios. Se sabía, entre la gente del común, que uno no debía ni podía saber más, porque hasta saberlo daba miedo.
Videla no representa solamente el grado de máxima barbarie en la historia contemporánea argentina. Su clímax de perversión, posiblemente, haya sido verbalizar con un grado de cinismo equivalente al pasaje al infierno que “un desaparecido no es, no está, no tiene entidad”. Videla y sus secuaces fabricaron esa figura de la ausencia y del duelo sin fin que sintetiza lo más filoso de la crueldad. Esta semana la vi a Estela de Carlotto. La añoranza sin fondo de su nieto Guido, al que no pudo encontrar todavía, es hoy, aún, el daño inhumano que le infligió Videla a este país. Así como un desaparecido “no es ni está”, como dijo el monstruo alardeando de lo que creyó una coartada, un desaparecido, por eso mismo, nunca deja de desaparecer. No se trata solamente de que la dictadura haya asesinado a treinta mil opositores. Lo que pasó también es que la forma aberrante en la que se deshicieron de sus cuerpos, el salvajismo con el que les negaron cualquier posibilidad de defensa y la manera blindada en la que negaron toda la información, puso en marcha en esta sociedad un volumen de dolor que no todas las sociedades atraviesan. Aquí, el modo de tramitarlo fue pasando ese dolor entre generaciones. Ellos creyeron que habían tenido una buena idea. Alguien habrá sido el primero en decirlo, y fue Videla. “Hagámoslos desaparecer.” Y uno puede imaginar el rictus lastimosamente argentino con el que los que lo rodeaban aceptaron la propuesta. Porque no fue una orden. Fue una propuesta.
También fue una propuesta de país la que les formuló Videla a los argentinos de entonces. Un país de dos caras. En una, el que no saltaba era holandés, y éramos derechos y humanos y hablábamos fuerte y éramos más blancos que los bolivianos, y sabíamos arreglar las cosas con alambre y el yerno ideal tenía el pelo corto y a la facultad se iba a estudiar. En la otra, la argentinidad era eso feo, eso revulsivo, los instintos del enano fascista, la pulsión por la sangre y la degradación moral hasta límites impensables.
Videla no habría podido hacer ninguna de sus crueldades si muchos registros de lo argentino no se hubiesen complacido con ellas. Quizá de haber sabido exactamente a qué horrores estaban condenando a sus hermanos, muchos argentinos no lo habrían consentido. Quizá por eso era mejor no saber. Las cosas pasaron así. Con periodistas que se callaban y jueces que juraban por el Proceso de Reorganización Nacional. A veces se pasa de largo por el nombre que se autoadjudicó la dictadura. Era un cambio de paradigma, por supuesto. Videla vino a ofrecer el paradigma del odio y la amoralidad anticristiana y antihumanista: era el clima perfecto para arrasar con lo social. Y los argentinos de entonces optaron en su mayoría por dejar hacer, por entregarse a los símbolos de la autoridad. Fue muy bien recibido por el público que el presidente festejara el gol en el estadio.
Con Videla no se muere solamente un hombre horrible. Muere además, y por suerte, una parte malograda de nuestra identidad como país, una zona opaca que fue la misma que a lo largo de nuestra historia dirimió las cosas a sangre, fuego e indiferencia. Lo que dice esa parte muerta es que el otro no importa y que algo habrá hecho. Ese latiguillo fue perfectamente complementario a la masacre. Con Videla se muere un país que nos daba infinito dolor, infinita vergüenza.
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jueves, 16 de mayo de 2013

NESTOR KIRCHNER, la película de Adrián Caetano

Cien empresas británicas controlan ocho mil firmas offshore



Paraísos que no desaparecen

Es muy poco lo que ha cambiado desde que el G-20 anunciara el fin de los paraísos en el 2009. Un nuevo informe de la ONG ActionAid pone en tela de juicio la voluntad política del gobierno británico para combatir el problema.

Por Marcelo Justo
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Vista de Georgetown, capital de las Islas Caimán, uno de los paraísos fiscales preferidos de las firmas británicas.

Desde Londres
Las cien compañías más importantes del Reino Unido, aglutinadas en el famoso índice bursátil FTSE100, tienen más de ocho mil subsidiarias en paraísos fiscales. Los bancos son los usuarios más prolíficos de estos circuitos de la evasión impositiva global, pero a su amparo operan también multinacionales manufactureras, telefónicas, energéticas, de turismo, supermercados y bebidas. Según el informe de la ONG ActionAid, las FTSE100 tienen unas 128 subsidiarias o “joint ventures” en Argentina y fuerte presencia en todo el mundo en desarrollo.
El informe de ActionAid pone en tela de juicio la supuesta voluntad política del gobierno británico para combatir el uso de paraísos fiscales. En la reunión de ministros de Finanzas del G-8 el sábado pasado, el del Reino Unido, George Osborne, indicó que era “fundamental que las compañías y los individuos paguen lo que les corresponde de impuestos”. La realidad es que bajo las narices de su ministerio, 98 de las 100 compañías del FTSE100 tienen subsidiarias en paraísos fiscales y 10 de ellas tienen su sede central en ellos, clara señal de que no mucho ha cambiado desde que en 2009 el G-20 anunciara “el fin de los paraísos fiscales”.
Hoy la magnitud de la crisis es tal que no bastan anuncios rimbombantes y grandilocuentes promesas como la del entonces presidente francés Nicolas Sarkozy, que se comprometió nada más y nada menos que a “refundar el capitalismo”. En la reunión de ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) de abril nueve países –España, Reino Unido, Italia, Francia, Alemania, Polonia, Holanda, Bélgica y Rumania– adhirieron a un proyecto piloto de intercambio automático de información bancaria sobre los datos de los no residentes, algo que permitirá fiscalizar la evasión impositiva de multimillonarios. Pero según Chris Jordan, uno de los responsables del informe de ActionAid, este instrumento, reclamado durante mucho tiempo, por las organizaciones no gubernamentales, es apenas la punta del iceberg. “Este modelo de intercambio automático se basa en un mecanismo adoptado por Estados Unidos y el problema es que todavía no se sabe bien a quién cubre exactamente. La mecánica de los paraísos fiscales es tan compleja que puede haber agujeros por los que se cuela la mayoría de los grandes evasores, incluyendo a las multinacionales y bancos”, indicó Jordan a Página/12.
En junio, el Reino Unido presidirá la cumbre del G-8 y el primer ministro David Cameron ha indicado que la evasión impositiva y el secreto de las cuentas offshore estarán en el centro de la agenda. Nicholas Shaxson, autor de Treasury Islands (Islas del Tesoro), un exhaustivo estudio de los paraísos fiscales, opina que las contradicciones británicas con el tema son claras. “Por un lado, el gobierno está tironeado por sus problemas fiscales y una economía que acaba de salir de una doble recesión, pero no del estancamiento. Por el otro, es un centro financiero que se beneficia enormemente de la existencia de los paraísos fiscales”, indicó a Página/12.
Las 100 compañías del FTSE tienen unas 1685 subsidiarias en territorios dependientes de la corona británica y conocidos paraísos fiscales como Jersey, las British Virgin Islands, las islas Caimán, Bermuda y Gibraltar. En las Bahamas hay 115.000 compañías por los 307 mil habitantes de las islas. En las islas Jersey, la proporción es igualmente exorbitante: 33 mil compañías para 91 mil habitantes. El mismo presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ejemplificó el problema en más de una ocasión con la Ugland House, un edificio situado en otra dependencia británica, las islas Caimán, que alberga a más de 18 mil compañías.
La mecánica de la evasión y elusión fiscal varía de acuerdo con el sujeto –individuo, banco, multinacional–, pero el objetivo es el mismo. En el caso de las corporaciones, las subsidiarias en paraísos fiscales sirven para distorsionar la estructura de precios internos de la compañías, un mecanismo de largo aliento ya que, según la OCDE, el 60 por ciento del comercio internacional global se produce entre multinacionales. “Supongamos que una empresa multinacional opera en un país X con un impuesto corporativo del 30 por ciento. La empresa pagará menos impuestos cuanto menos ganancias tenga. De manera que contratará a precios inflados servicios legales o financieros o de promoción de sus propias subsidiarias instaladas en distintos paraísos fiscales, donde pagan mucho menos en impuestos”, explicó a Página/12 John Christensen, director de Tax Justice International.
Este mecanismo tiene un fuerte impacto en los países en desarrollo. Las FTSE100 tienen 128 subsidiarias en Argentina, que van del campo de la minería y el petróleo al de alimentos, artículos para el hogar y seguros. “Esto no prueba que necesariamente haya evasión impositiva. Pero sí que estas compañías tienen una estructura internacional tal que pueden con toda facilidad mover sus ganancias a través de los paraísos fiscales practicando una doble evasión impositiva, tanto respecto al Reino Unido como a Brasil”, explica Jordan.
Compañías internacionales de servicios como Google o Starbucks se vieron obligadas a reconocer que prácticamente no pagaban impuestos en el Reino Unido. El especialista en economía comparada de la Universidad de Cambridge, el chileno José Gabriel Palma, explicó a Página/12 el mecanismo usado. “Starbucks no paga impuestos a las utilidades porque, según dicen, ‘no tiene ganancias contables’. Y no las tienen porque sus locales, de propiedad y administración de Starbucks, pagan a una empresa de Starbucks fuera del país una cantidad sideral por el derecho a usar el nombre de Starbucks. Esto es, Starbucks le paga a Starbucks por el uso del nombre Starbucks. Y en la legislación tributaria neoliberal de ese país, eso es perfectamente legal. Es realismo mágico contable. A mi juicio Gabriel García Márquez debería haber sido consultor de empresas de contabilidad”, indicó Palma.
En el pasado la opacidad financiera era complementaria de la opacidad mediática: nadie hablaba del tema. La crisis económica ha puesto el foco sobre la estructura fiscal de los países. En la cumbre del 22 de mayo de la Unión Europea la evasión impositiva será uno de los ejes de la agenda. Algo similar ocurrirá con la de los G-8 en junio y la del G-20 en septiembre. Al igual que Tax Justice International, ActionAid señala que cambiar las cosas no es complicado, pero requiere voluntad política. “Todo lo que se necesita es transparencia. Tiene que haber un registro público de los paraísos fiscales para saber quiénes son los dueños reales de las compañías registradas. Las multinacionales también deberían publicar sus cuentas en cada lugar donde operan porque esto permitiría detectar fácilmente la evasión impositiva”, indicó Jordan a Página/12.

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lunes, 13 de mayo de 2013

liderazgo


La izquierda y Thatcher

La revisión de la figura organizadora de Margaret Thatcher, y su liderazgo autoritario, tantas veces criticados, plantea interrogantes sobre cómo balancear la auto-organización de las personas y su necesidad de creer ciegamente en las formas institucionalizadas de la democracia representativa.
Traducción de Pablo E. Chacón.
En las últimas páginas de su monumental Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill reflexiona sobre el enigma de una decisión militar: después de que los especialistas (analistas económicos, psicólogos, meteorólogos) proponen su análisis, alguien debe asumir el simple, y por esa misma razón más difícil, acto de transposición en un simple sí o no. Este gesto, que nunca puede ser plenamente fundamentado, es el de un maestro. Corresponde a los expertos presentar la situación, y al maestro simplificar en un punto de decisión.

El maestro es necesario especialmente en situaciones de crisis. Su función es dividir entre quienes quieren insistir con viejos parámetros y los que son conscientes de la necesidad de un cambio. Esta división, no los compromisos oportunistas, es el único camino hacia la verdadera unidad. Tomemos un ejemplo que seguramente no es problemático: Francia en 1940. Incluso Jacques Duclos, el segundo hombre del Partido Comunista Francés, admitió en una conversación privada, que si en ese momento se hubieran celebrado elecciones libres en ese país, el mariscal Pétain habría ganado con el 90 por ciento de los votos. Cuando De Gaulle, en su acto histórico, se negó a reconocer la capitulación frente a los alemanes y siguió resistiendo, afirmó que solo era él, y no el régimen de Vichy, el que hablaba en nombre de la verdadera Francia (en nombre de la verdadera Francia, no en nombre de la “mayoría de los franceses”).
"El otro aspecto de Thatcher criticado por la izquierda era su liderazgo autoritario, su falta de coordinación democrática. Sin embargo, las cosas son más complejas."

Margaret Thatcher, la dama de hierro, era un maestro. Fiel a sus decisiones, elevó gradualmente su singular locura bajo normas aceptables. Cuando se le preguntó sobre su mayor logro, respondió: “Nuevo Laborismo”. Su triunfo incluyó que sus enemigos políticos adoptaran sus políticas económicas básicas -el verdadero triunfo no es la victoria sobre el enemigo, sino que se produce cuando el enemigo comienza a usar una lengua ajena.

Entonces, ¿qué queda del legado de Thatcher cuando la hegemonía neoliberal se cae a pedazos? Ella fue la única que creyó en sus ideas. El neoliberalismo de hoy, por el contrario, “solo imagina que cree en sí mismo y exige que el mundo debe imaginar lo mismo” (para citar a Marx). En la actualidad, solo campean el cinismo y la corrupción.

El neoliberalismo, ¿se mantuvo solo para soportar la quiebra de Enron, en enero de 2002 (al igual que en todas las crisis financieras que siguieron), si es que se lo puede interpretar como un comentario irónico sobre la noción de sociedad del riesgo? Miles de empleados que perdieron sus puestos de trabajo y los ahorros fueron ciertamente expuestos a un riesgo, pero sin verdadera opción -el riesgo se les apareció como un destino ciego-. Quienes efectivamente tenían una idea de los riesgos, así como la posibilidad de intervenir en la situación (los directivos), minimizaron (sus riesgos) en acciones y opciones…antes de la quiebra. Es cierto que vivimos en la sociedad del riesgo, pero algunos (los directivos) pueden elegir, mientras que la gente común tuvo que pagar –los que pudieron- las hipotecas. Es decir: arriesgarse.

Una de las consecuencias extrañas de la crisis financiera y las medidas adoptadas para contrarrestarla (enormes sumas de dinero para ayudar a los bancos) fue la reactivación de la obra de Ayn Rand, la ideóloga del concepto "la codicia es buena", que disparó las ventas de La rebelión de Atlas . Según algunos informes, ya hay señales de que el escenario descrito en ese libelo -los capitalistas que van a la huelga- está creciendo. En esa ficción, John Campbell, un congresista republicano, dice: “Los triunfadores van a la huelga. Estoy viendo, en un nivel pequeño, una especie de protesta de personas que crean puestos de trabajo (…) y que se están retirando porque serán castigados por ello”.

El otro aspecto de Thatcher criticado por la izquierda era su liderazgo autoritario, su falta de coordinación democrática. Sin embargo, las cosas son más complejas. Las protestas populares en curso en toda Europa convergen en una serie de demandas que forman una especie de obstáculo epistemológico respecto de la crisis del sistema político. Esto puede leerse como una versión de la política deleuziana: la gente sabe lo que quiere, es capaz de descubrir y formular esto, pero solo a través de su propio compromiso y actividad continua. Así que tenemos una democracia participativa activa, no solo la democracia representativa, con su ritual electoral que cada cuatro años se interrumpe la pasividad de los votantes. Esto es, es necesaria la auto-organización de la multitud, no un partido leninista centralizado en un líder.

Hay en todos los momentos de éxtasis revolucionario un proceso de solidaridad de grupo. Cuando cientos de miles de personas ocupan un lugar público, como en la plaza Tahrir hace dos años, existe un momento de participación colectiva donde se debate y decide. Las personas viven un estado de emergencia permanente, tomando las cosas en sus propias manos, sin líderes. Pero tales estados no duran, y el cansancio no es aquí un hecho psicológico sino una categoría de la ontología social.

La gran mayoría -yo incluido- quiere ser pasiva, depender de un aparato estatal eficiente para garantizar el trabajo en paz. Walter Lippmann escribió en suOpinión Pública (1922) que la manada de los ciudadanos debe ser gobernada por una clase especializada cuyos intereses llegar más allá de la localidad. Este es el funcionamiento de las democracias, con nuestro consentimiento: no hay ningún misterio en lo que decía Lippmann. El misterio es que a sabiendas, nos jugamos el juego. Actuamos como si fuéramos libres y decidiéramos no sólo aceptar sino también exigir un requerimiento judicial invisible (inscripto en la misma libertad de expresión) que nos dice qué hacer y pensar.
"Lo que hoy se necesita es una Thatcher de izquierda, capaz de transformar el campo de los presupuestos compartidos por la élite política y sus prejuicios ideológicos."

En cuanto a la auto-organización molecular contra el orden jerárquico sostenido en referencia a un líder, nótese la ironía de que Venezuela, un país elogiado por sus intentos de desarrollar formas de democracia directa (consejos locales, cooperativas, trabajadores que ejecutan fábricas), es también un país cuyo presidente era Hugo Chávez, un fuerte líder carismático. Es como si la regla freudiana de la transferencia se desplazara al trabajo: para que las personas puedan ir más allá de sí mismas, salir de la política representativa y participar como agentes políticos directos, es necesaria la referencia a un líder, un líder que les permite salir por sí mismos del pantano como el barón Munchhausen, un líder que supone saber lo que quieren. Alain Badiou señaló recientemente cómo las redes sociales socavan al maestro clásico, y al mismo tiempo generan nuevas formas de dominación. La tesis de Badiou es que un sujeto necesita un maestro para elevarse por encima del animal humano: el maestro ayuda al individuo a convertirse en sujeto. Es decir, si se admite que el tema surge de la tensión entre el individuo y la universalidad, entonces es obvio que el primero necesita una mediación, y con ello a la autoridad, a fin de avanzar por ese camino. Badiou no duda en plantear esa opción.

Debemos seguir sin miedo su sugerencia: para despertar a las personas del sueño democrático, de su confianza ciega en las formas institucionalizadas de la democracia representativa, los recursos para dirigir la autoorganización no son suficientes: hace falta una nueva figura del maestro.

No hay nada intrínsecamente “fascista” en este argumento -la suprema paradoja de la dinámica política es que se necesita un maestro para ayudar a las personas a salir del atolladero de su inercia y orientarlas hacia la auto-trascendencia emancipatoria.

Lo que hoy se necesita es una Thatcher de izquierda, capaz de transformar el campo de los presupuestos compartidos por la élite política y sus prejuicios ideológicos.


*Gentileza de Slavoj Zizek y New Statesman.
TELAM